Al menos en Occidente, uno de los grandes desafíos que deben enfrentar las empresas socialmente responsables es la credibilidad. En un mundo tan dinámico y competitivo ser creíble no es lo mismo que pretender serlo, y al menos en este punto, todos los que trabajamos en temas de sostenibilidad y afines sabemos que cuando algo no funciona, compartimos algo de responsabilidad.
La globalización mostró su lado oscuro a mediados de los noventa, cuando Nike fue el protagonista del primer escándalo internacional sobre explotación infantil. Un artículo en la revista Life de junio de 1996 denunció a la compañía estadounidense por emplear a niños, en algunos casos menores de seis años, para coser balones de fútbol en Pakistán.